La Polimialgia Reumática (PMR) es una enfermedad inflamatoria crónica que afecta principalmente a personas mayores de 50 años. Los síntomas más comunes incluyen dolor y rigidez en los hombros, cuello, caderas y muslos. Debido a estos síntomas, es comprensible que las personas con PMR puedan tener dudas sobre si es recomendable hacer deporte y, de ser así, qué tipo de deporte, frecuencia e intensidad serían adecuados.
En general, se recomienda que las personas con PMR realicen ejercicio físico de forma regular, siempre y cuando se adapte a sus capacidades y se realice bajo la supervisión de un profesional de la salud. El ejercicio puede ayudar a mejorar la movilidad, reducir la rigidez y fortalecer los músculos, lo que puede ser beneficioso para las personas con PMR.
En cuanto al tipo de deporte, es importante elegir actividades de bajo impacto que no ejerzan demasiada presión sobre las articulaciones afectadas. Algunas opciones recomendables podrían ser caminar, nadar, hacer ejercicios de bajo impacto como el yoga o el tai chi, o utilizar máquinas de ejercicio de bajo impacto como la bicicleta estática o la elíptica.
En cuanto a la frecuencia e intensidad, es recomendable comenzar de forma gradual e ir aumentando progresivamente. Se sugiere realizar ejercicio al menos tres veces por semana, con sesiones de alrededor de 30 minutos. Es importante escuchar al cuerpo y no forzar demasiado, ya que el exceso de ejercicio puede empeorar los síntomas de la PMR.
Es fundamental tener en cuenta que cada persona es única y que las recomendaciones pueden variar según las características individuales y la gravedad de la enfermedad. Por ello, es esencial consultar con un médico o fisioterapeuta especializado antes de comenzar cualquier programa de ejercicio.
En resumen, hacer ejercicio de forma regular y adaptada a las capacidades individuales puede ser beneficioso para las personas con PMR. Actividades de bajo impacto, como caminar, nadar o practicar yoga, pueden ayudar a mejorar la movilidad y reducir la rigidez. Es importante comenzar de forma gradual y aumentar progresivamente la frecuencia e intensidad del ejercicio, siempre bajo la supervisión de un profesional de la salud.