La actividad física es recomendable para todas las personas siempre que sea individualizada y personalizada por un profesional.
Los ejercicios isométricos pueden ayudar mucho tanto en la estabilización como en el dolor de espalda, mejorando más aun si se acompaña de electroestimulación suave (siempre sin provocar fatiga muscular y cansancio excesivo).
Los ejercicios de fuerza con rangos de movimiento completos (de intensidad progresiva, siempre empezando con autocargas y no con pesos externos) nos ayudarán a mantener una buena calidad de vida e impedirán que se vaya perdiendo movilidad en las extremidades.
Si estos ejercicios se realizan en grupo, se mejorará la inclusión de los afectados, además de beneficiarse de todas las características propias de la actividad física tales como la liberación de endorfinas (sensación de bienestar), mejorar de la calidad de vida (a través de la mejora de fuerza y resistencia), mejora de la autopercepción, etc.
Recomendamos así mismo trabajar haciendo incapié sobre las zonas mas debilitadas para reducir en la medida de los posible la asimetría corporal.