El diagnóstico se basa en un reconocimiento físico, durante el cual el doctor buscará fiebre, inflamación articular, salpullido o nódulos subcutáneos, arritmias o soplos cardiacos y señales de inflamación en los nervios, lo que se logra mediante unas sencillas pruebas de movimiento.
Si se le diagnosticó y trató previamente de infección en la garganta, el médico le ordenará análisis de sangre para indicar la presencia de anticuerpos asociados a infección de la sangre. La función cardiaca se puede examinar por medio de electrocardiografías o ecocardiografías.