La Alimentación Selectiva Restringida (ARFID, por sus siglas en inglés) es un trastorno de la alimentación que se caracteriza por la evitación o restricción de ciertos alimentos o grupos de alimentos. Aunque las causas exactas de la ARFID no están completamente claras, se cree que hay varios factores que pueden contribuir a su desarrollo.
En primer lugar, se ha observado que la ARFID puede tener un componente genético. Estudios han demostrado que las personas con antecedentes familiares de trastornos de la alimentación tienen un mayor riesgo de desarrollar ARFID. Esto sugiere que puede haber una predisposición genética que influye en la forma en que una persona percibe y experimenta los alimentos.
Además, factores psicológicos y emocionales también pueden desempeñar un papel importante en la ARFID. Algunas personas pueden desarrollar aversiones a ciertos alimentos debido a experiencias traumáticas o negativas relacionadas con la alimentación, como atragantarse o vomitar. Estas experiencias pueden generar ansiedad o miedo asociado a la comida, lo que lleva a una evitación selectiva.
Asimismo, la sensibilidad sensorial puede influir en la ARFID. Algunas personas pueden tener una mayor sensibilidad a ciertos sabores, texturas o olores de los alimentos, lo que les lleva a evitarlos. Esto puede deberse a diferencias en la percepción sensorial o a trastornos sensoriales subyacentes, como el trastorno del procesamiento sensorial.
Por último, factores ambientales y sociales también pueden contribuir a la ARFID. Por ejemplo, la presión social para comer ciertos alimentos o la falta de variedad en la dieta pueden influir en la selección restrictiva de alimentos. Además, la sobreexposición a mensajes negativos sobre la comida o la imagen corporal puede contribuir a la aparición de la ARFID.
En resumen, la ARFID puede ser causada por una combinación de factores genéticos, psicológicos, emocionales, sensoriales y ambientales. Es importante tener en cuenta que cada persona es única y puede experimentar la ARFID de manera diferente, por lo que es fundamental abordar el trastorno de manera individualizada y multidisciplinaria.