La artritis reumatoide, que puede causar dolor crónico, pérdida de la función de las articulaciones y deformidad, está en descenso; afectó a 1.3 millones de adultos, en comparación con los 2.1 millones que afectaba en 1990. Esto se debe en parte a criterios de clasificación más restrictivos, pero también a una disminución real en su prevalencia.
En 2014 la Sociedad Española de Reumatología estimó que aproximadamente el 0’5% de la población española sufría artritis reumatoide (206.000 personas), y aunque sus causas aún plantean grandes interrogantes, sabemos que, junto a ciertos factores genéticos, el estilo de vida y determinados factores ambientales también incrementan significativamente las probabilidades de desarrollar esta enfermedad. Tanto es así que hoy sabemos que existe una relación entre el consumo de tabaco y la aparición de la artritis, o que algunas terapias y medicamentos también pueden hacer que sus síntomas empeoren (como es el caso de algunos tratamientos destinados a combatir los efectos del VIH).
Una enfermedad mayoritariamente de mujeres. Por otra parte, según algunos estudios recientes publicados en nuestro país, la incidencia de la artritis reumatoide afecta de manera muy diferente a la población en función del sexo. Más concretamente, sabemos que se trata de una enfermedad con una mayor presencia entre la población femenina. De hecho, el 73% de todos los casos diagnosticados corresponden a mujeres, representando los hombres solo el 27% del total de personas con esta enfermedad.