La viruela es una enfermedad infecciosa causada por el virus Variola, que pertenece a la familia Poxviridae. Esta enfermedad ha afectado a la humanidad durante siglos, siendo responsable de grandes epidemias y millones de muertes en todo el mundo. Afortunadamente, la viruela se considera erradicada desde 1980, gracias a un esfuerzo global de vacunación masiva.
El virus de la viruela se transmite de persona a persona principalmente a través de las gotas respiratorias expulsadas al toser o estornudar. También puede transmitirse mediante el contacto directo con las lesiones cutáneas de una persona infectada. Una vez que el virus ingresa al cuerpo, se replica en las células de las vías respiratorias y luego se disemina a través del torrente sanguíneo, afectando a diferentes órganos y tejidos.
La viruela se caracteriza por la aparición de erupciones cutáneas en todo el cuerpo, que evolucionan desde pequeñas manchas rojas hasta ampollas llenas de líquido que finalmente se convierten en costras. Estas lesiones cutáneas son muy características y permiten el diagnóstico clínico de la enfermedad. Además de las lesiones cutáneas, los pacientes pueden experimentar fiebre alta, malestar general, dolor de cabeza y dolor en las articulaciones.
La viruela tiene dos formas principales: la viruela mayor y la viruela menor. La viruela mayor es la forma más grave de la enfermedad y tiene una alta tasa de mortalidad, que puede alcanzar hasta el 30% de los casos. La viruela menor, por otro lado, es menos grave y tiene una tasa de mortalidad mucho más baja. Sin embargo, ambas formas pueden dejar secuelas permanentes, como cicatrices o deformidades en la piel.
Durante siglos, la viruela fue una enfermedad devastadora que afectó a todas las edades y grupos de población. Sin embargo, a fines del siglo XVIII, el médico británico Edward Jenner descubrió que la inoculación con material de lesiones de viruela bovina podía proteger contra la viruela humana. Este descubrimiento sentó las bases para el desarrollo de la vacuna contra la viruela, que finalmente llevó a la erradicación de la enfermedad.
El programa mundial de erradicación de la viruela fue lanzado en 1967 por la Organización Mundial de la Salud (OMS), con el objetivo de vacunar a todas las personas en riesgo de contraer la enfermedad. Gracias a la efectividad de la vacuna y a los esfuerzos de vigilancia y respuesta rápida, la última persona diagnosticada con viruela ocurrió en Somalia en 1977. Después de dos años de vigilancia intensiva y sin nuevos casos, la OMS declaró la erradicación de la viruela en 1980.
La erradicación de la viruela es considerada uno de los mayores logros de la salud pública en la historia. Además de salvar innumerables vidas, la erradicación de la viruela ha tenido un impacto significativo en la salud global, ya que ha permitido el cese de las campañas de vacunación masiva y ha generado importantes ahorros económicos.
En conclusión, la viruela es una enfermedad infecciosa causada por el virus Variola, que se caracteriza por la aparición de lesiones cutáneas características en todo el cuerpo. Afortunadamente, la viruela se considera erradicada desde 1980, gracias a la vacunación masiva y a los esfuerzos globales de salud pública. La erradicación de la viruela ha sido uno de los mayores logros de la salud pública, demostrando el poder de la vacunación para prevenir y eliminar enfermedades.