La Enfermedad de Stargardt, también conocida como distrofia macular juvenil, es una enfermedad degenerativa de la retina que afecta principalmente a niños y adolescentes. Se caracteriza por la pérdida progresiva de la visión central, lo que puede tener un impacto significativo en la calidad de vida de los afectados. A continuación, se describirán los síntomas más comunes de esta enfermedad.
El síntoma más característico de la Enfermedad de Stargardt es la disminución de la agudeza visual. Los afectados suelen experimentar dificultades para ver objetos pequeños o detalles finos, como la lectura de textos o la identificación de caras. La visión central se ve afectada, mientras que la visión periférica se mantiene relativamente intacta.
Otro síntoma común es la aparición de manchas o puntos oscuros en el campo visual. Estas manchas, conocidas como escotomas, pueden dificultar la visión de forma significativa. Los escotomas suelen ser más notorios en condiciones de baja luminosidad o en situaciones de contraste, como leer texto negro sobre fondo blanco.
La sensibilidad al contraste también puede estar afectada en los pacientes con Enfermedad de Stargardt. Esto significa que pueden tener dificultades para distinguir objetos o detalles en entornos con poca luz o con contrastes débiles. Por ejemplo, pueden tener problemas para ver escalones o bordes de objetos.
Además, algunos pacientes pueden experimentar fotofobia, es decir, una mayor sensibilidad a la luz. La exposición a la luz intensa puede resultar incómoda o incluso dolorosa, lo que lleva a evitar ambientes muy iluminados o a utilizar gafas de sol en interiores.
En casos más avanzados de la enfermedad, los pacientes pueden desarrollar una pérdida de la visión central más pronunciada, lo que puede dificultar aún más las actividades diarias como leer, escribir o reconocer rostros. Sin embargo, la visión periférica suele mantenerse relativamente estable, lo que permite a los pacientes mantener cierta independencia en la movilidad y la orientación espacial.
Es importante destacar que los síntomas pueden variar de una persona a otra y que la progresión de la enfermedad también puede ser diferente en cada caso. Algunos pacientes pueden experimentar una pérdida de visión más rápida, mientras que otros pueden tener una progresión más lenta. Además, la edad de inicio de los síntomas también puede variar, aunque generalmente se manifiesta en la infancia o adolescencia.
En resumen, los síntomas más comunes de la Enfermedad de Stargardt incluyen la disminución de la agudeza visual, la aparición de manchas o puntos oscuros en el campo visual, la sensibilidad al contraste y la fotofobia. Estos síntomas pueden tener un impacto significativo en la vida diaria de los afectados, por lo que es importante buscar un diagnóstico temprano y recibir el tratamiento adecuado para ralentizar la progresión de la enfermedad.