Yo estuve prácticamente desahuciada. Comencé a trabajar a los dos meses de haber sido dada de alta, siguiendo los cuidados indicados por los doctores al pie de la letra, aunque mi apariencia no era la mejor debido al despellajmiento y falta de pelo, cejas y pestañas, estaba en condiciones perfectas de trabajar. Soy mercadologa y considero que esta profesión es de las más estresantes, pero si quieres, puedes y con ayuda de DIOS todo es posible. Ahora trabajo en lo mismo, ya soy normal, con algunos daños en el sistema inmunológico, pero dentro de todo hago mis actividades con normalidad.